jueves, 31 de julio de 2008

El mundo hecho de a dos

La otra noche pensaba en la complementariedad que nos rodea. Todo tiene su opuesto, que más que oponerse, se complementa. Esto me llevó a meditar acerca de lo femenino y lo masculino: ¿Qué tanto hay de femenino en los hombres y qué tanto de masculino en las mujeres?



Una de las cosas que más me ha traído complicaciones es poder entender cómo se debe lidiar con una mujer. Ahora bien, ¿cómo debo lidiar con mi costado femenino? Por mucho tiempo se negaba esta bipartición en las personas, o en cierto modo, avergonzaba que el hombre tuviera su lado femenino y viceversa. Pero existe la clara idea de que no aprender a manejar ambas facetas trae sus complicaciones.



Esa noche, meditando un poco más, luego de charlar con psicoloca amiga, llegué a la conclusión no muy novedosa de que lo femenino y lo masculino se determina por los padres. ¿Qué entidad más femenina que mi madre y qué imagen más masculina que mi padre? Ahora, ¿de qué manera esto se introduce en nosotros? ¿Cuánto tomamos de uno y otro? La inteligencia emocional es algo que cuesta mucho controlar, y la verdad que sí cuesta...



Hablando de cosas complementarias, el otro día vi GATO NEGRO, GATO BLANCO de Kusturica, donde se habla de este tema. Los vivos con los vivos, los muertos con los muertos... el alto se casa con la enana, el amor se une... Es muy loco, ¿no?, ver cómo estas ideas tan amplias y aparentemente sencillas son cosas muy complicadas en realidad. El mundo es la unión de cosas que se complementan, es el caos que tiene orden, el yin y el yan, mi papá y mi mamá...



5 comentarios:

pensante dijo...

Todos tenemos de muchos dentro. No lo llamo femenino o masculino. No tiene nombre. Es el rejunte de muchas vidas corporeas. Es la historia vivida.

Tenemos dentro historias de mucho tiempo atràs, muchisimo.

Me parece genial el tema. Saludos Mr. Guillo. DIOS LO BENDIGA, jajaja

GUARDAR POR GUARDAR ES TONTERIA dijo...

demasiado complicado, demasiado cierto, pero nunca se sabe en que momento actua cada uno, no hay diferencia

sergio dijo...

Lidiar con lo masculino y lo femenino que hay en un uno, no es más -me parece- que una parte de tratar con uno, que por lo general es un ser informe en continua mutación. Y de pronto recuerdo un fragmento de un poema de Girondo, que gracias al dios gooogle, aquí está:

Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

Si femeninas o masculinas, lo mismo da.

G. dijo...

Que bueno lo de GIrondo. La verdad es un autor que conozco muy poco... Gracias por tu comentario. Como siempre, muy constructivo vos.

Anónimo dijo...

Hola Guillo. (Como en una oportunidad no tan lejana...o un tanto sí) debo decir que este espacio que has creado es fantástico. Me parecen acertadas las sensaciones expresadas. Tan reales y dolorosas a veces. Siempre para adelante. Un abrazo. Marcos (pastichiyo)