jueves, 31 de julio de 2008

El mundo hecho de a dos

La otra noche pensaba en la complementariedad que nos rodea. Todo tiene su opuesto, que más que oponerse, se complementa. Esto me llevó a meditar acerca de lo femenino y lo masculino: ¿Qué tanto hay de femenino en los hombres y qué tanto de masculino en las mujeres?



Una de las cosas que más me ha traído complicaciones es poder entender cómo se debe lidiar con una mujer. Ahora bien, ¿cómo debo lidiar con mi costado femenino? Por mucho tiempo se negaba esta bipartición en las personas, o en cierto modo, avergonzaba que el hombre tuviera su lado femenino y viceversa. Pero existe la clara idea de que no aprender a manejar ambas facetas trae sus complicaciones.



Esa noche, meditando un poco más, luego de charlar con psicoloca amiga, llegué a la conclusión no muy novedosa de que lo femenino y lo masculino se determina por los padres. ¿Qué entidad más femenina que mi madre y qué imagen más masculina que mi padre? Ahora, ¿de qué manera esto se introduce en nosotros? ¿Cuánto tomamos de uno y otro? La inteligencia emocional es algo que cuesta mucho controlar, y la verdad que sí cuesta...



Hablando de cosas complementarias, el otro día vi GATO NEGRO, GATO BLANCO de Kusturica, donde se habla de este tema. Los vivos con los vivos, los muertos con los muertos... el alto se casa con la enana, el amor se une... Es muy loco, ¿no?, ver cómo estas ideas tan amplias y aparentemente sencillas son cosas muy complicadas en realidad. El mundo es la unión de cosas que se complementan, es el caos que tiene orden, el yin y el yan, mi papá y mi mamá...



viernes, 25 de julio de 2008

Trémulo

Trémulo sufría de ataques crónicos de Soledad. Él sabía muy bien que ésta no era un enfermedad que se curara con el tiempo, con los objetos de felpa o con poemas nocturnos. Trémulo sabía que la Soledad se curaba con el jarabe que un doctor había descubierto, el cual consistía en una síntesis de jugo de pomelo, extracto de diente de león y un tónico secreto que nadie conocía. Con unas pocas gotas, Trémulo iba a poder curarse de la Soledad. Al encontrar ese jarabe por Internet, supo que nunca más iba a sentirse solo.



- "¡Milagro de la ciencia humana! ¡Milagro haberlo encontrado!" - gritaba, aunque nadie lo escuchase. Sufría de Soledad.



Tomó un par de gotas y no se sintió mejor. De hecho, su lengua se paralizó por el extraño sabor del brebaje. Trémulo volvía a sentirse mal, volvía a entender que la enfermedad era incurable. Cayó al piso y vomitó. Quiso despojarse de todo lo que había comido ese día, de todo lo que tenía dentro. Quiso vomitar su estómago entero, su sistema digestivo completo, quiso incluso vomitar su corazón. Sabía que no había forma de curarse, que la Soledad no corría por sus venas, sino por algún otro lugar, por un lugar insospechado. Se dejó caer y lloró. Lloró con la punta de la lengua aún dormida, con medio almuerzo en sus pantalones y con la mirada oculta entre sus dedos. Había aún algo de Soledad en ese ambiente. Flotaba en el aire. No había forma de evadirla.

martes, 22 de julio de 2008

Sobrevolando "l'amour"


Una noche hablaba con un amigo sobre lo que es sentirse enamorado. Según lo que una profesora muy atinada explicaba, existe una primera etapa que es precisamente ésta, la del enamoramiento, donde todo es fabuloso, brillante, donde todo es alucinante. La persona enamorada no ve los defectos, ve lo mejor y proyecta en cierta forma, lo ideal buscado en el otro. Luego de que esto pasa, viene una etapa que hay que atravesar con algo de trabajo... Conocer al otro en profundidad es todo una labor que puede o no, desilusionar a la persona. Finalmente, una etapa donde prácticamente, uno se acostumbra a tener la otra presencia. Aún sigue siendo amor.


Sé que puede que mi visión sobre esto sea prematura, de hecho, lo es. Tengo recién 21 años, la vida aún comienza (me imagino) y muchas cosas que parecían ser algo cerradas y dejadas en el cuarto de atrás, puede que estén saliendo otra vez. Esa noche, con mi amigo, recordábamos un poco lo que es enamorarse en la adolescencia. Yo me acuerdo... un flash, debo decir.


Igualmente, sin ser muy explícito, mis experiencias pasadas no han sido muy agraciadas. De hecho, han sido lo contrario. Eso, me imagino, ha generado en mí una idea extraña sobre lo que es enamorarse. Como un impedimento natural a sentirlo nuevamente. Y si bien debo confesar que al parecer está poco a poco resquebrajándose, aún sigue dándome miedo.


Una de las cosas que más me llama la atención es la cuestión estratégica que se pone en juego. Benedetti tiene un poema donde habla de las tácticas y estrategias que se ejecutan, tanto en la guerra como en el amor. Muy bueno! Un amigo hoy citaba a Barthes quien afirmaba que el mejor semiólogo que existe es el enamorado: interpreta todos los signos. Y es eso precisamente lo exhaustivo e interesante a la vez: ¿Qué tanto debemos leer del otro? ¿Qué tanto es necesario interpretar? ¿De qué forma se debe interpretar? La subjetividad se da a mil y no hay manera de encontrar una respuesta valedera, una "correcta".


La cuestión es que no parece haber otra salida que correr riesgos y romper el muro que uno naturalmente crea para protegerse y fijarse a ver si esta vez las cosas saldrán bien. Quién dice... puede que sí... puede que no. La mamá de Forest decía: "la vida es como una caja de chocolates. Nunca sabes qué te tocará". Simple y muy buena imagen...

jueves, 17 de julio de 2008

ÚLTIMAS PELÍCULAS


ÚLTIMAS PELIS VISTAS + COMENTARIO

EL NIDO VACÍO: Hace poco fui con un amigo al cine de la uni a ver esta peli. Si bien comenzamos hablando de lo que significa bailar con un salame (teniendo en cuenta todos los sentidos de la palabra), luego nos dedicamos a mirar la última peli de Burman. La verdad es que no supera un término medio, en general. No es una película genial, pero tampoco es desechable. Lo que plantea es el redescubrimiento de uno mismo luego de haber pasado por una cotidianeidad, que en cierta forma, resulta agradable. Una vez que nos acomodamos a un estilo de vida (ser hijo, ser padre, ser estudiante, etc.), y cuando podemos manejarlo eficientemente, eso nos resulta satisfactorio, nos da placer. Un cambio rotundo, obligado, natural si se quiere, pero trascendental, nos lleva a pensar lo que en un principio éramos o lo que queríamos ser. Ahora que estoy por terminar una etapa en mi vida, me pregunto, ¿qué es lo que quiero hacer? Tremenda pregunta, ¿no?



CONTRA VIENTO Y MAREA: Lars von Trier se pasó... tremenda peli para inundarse en lágrimas. Bess es un personaje que rápidamente nos atrae, nos produce simpatía. ¿Quién no se ha sentido alguna vez inmerso en un entorno cruel, sin ser comprendido? Muchos levantarán la mano, me imagino. Sin embargo, ir contra todo y todos, es algo que muy pocos pueden hacer. Cada uno sabrá, pero para vivir y buscar la felicidad a su manera, hay que tener muchos huevos.





LA MALDICIÓN DE LA FLOR DORADA: La última peli de Zhang Yimou, director de Héroe y La casa de las dagas voladoras, me hizo volver a creer en él. La anterior peli, la de las dagas, si bien posee una extraordinaria fotografía, tiene una historia medio tonta, si se quiere... o por lo menos, mal llevada. En esta última, recurre otra vez a estos dramas bien de Shakespeare, donde los altos emperadores sacan sus trapitos al sol y nos damos cuenta de que hasta la Emperatriz es una trola. Recreó ambientes verosímiles y si bien el conflicto pareciese pertenecer a una larga tradición dramática, no deja de ser original.





MUERTE EN UN FUNERAL: Como para festejar de forma muy ñoña el día del amigo, fui nuevamente al cine de la unc con una hermana amiga y vimos esta peli nglesa de Frank Oz. Buenísima! muchos gags, comedia de enredos, con drogas, muertos, amantes homosexuales y un tío muy mala onda. Si bien deja un sabor a más!, igualmente la comedia es entretenida y muy bien lograda.

miércoles, 16 de julio de 2008

Comunicando... ¿Comunicando?

Una de las principales causas de problemas entre los hombres es la falta o fallida comunicación. Manejamos un lenguaje muy complejo, y que si bien está pensado para ser lo más claro posible, muchas veces, no lo es. ¿Cuando decimos algo, la otra persona nos entiende claramente? ¿Entendemos lo que la otra persona quiere decirnos? ¿O tal vez nos está hablando a través de otros signos, y lo que nos quiere decir es otra cosa?


Las palabras se nos escurren por los dedos. No es algo que podamos sostener con firmeza. Existe una reciente rama de la Lingüística llamada Pragmática, que sencillamente hablando, se encarga de estudiar todo aquello que no está en las palabras, sino en el contexto, en la realidad. Por ejemplo cuando miro a una chica que usa un saco de lunares negros y fondo turquesa digo: "Qué bonito", en realidad no es lo que quiero decir, si no lo contrario. Eso es darle un significado pragmático. Sin embargo hay personas, como yo, que no logran interpretar esto a primeras. Y esto, muchas veces, ocasiona problemas. Si alguien me dice algo, yo entiendo lo que dice, no lo que quiso decir, no lo que muchos otros hubieran podido entender. Supongo que no tengo la suficiente cancha a la hora de leer por entre líneas.


Sin embargo, es algo que debemos aprender a manejar. No todas las personas dicen las cosas con palabras, sino que utilizan los espacios entre ellas. Y esto puede generar diversos problemas: desde creer que uno se viste bien sin hacerlo hasta producir tremendas peleas entre gente que se quiere. ESte tema me ha mantenido un tanto ensimismado, debo confesar. Manejamos una lengua, pero hay otro lenguaje que tal vez, gente como yo, nunca pueda aprender a leer. Solo espero que los demás lo sepan entender...

viernes, 11 de julio de 2008

Un día más, un día menos...

Una de las preguntas que generalmente me hago es: ¿de qué forma conviene invertir el tiempo? Aquellos quienes hayan visto LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS o por lo menos hayan escuchado de ella, habrán escuchado la muy conocida frase : Carpe Diem. Es decir, vive la vida lo más intensa posible, o como cualquier persona trillada suele decir, "viví el día como si fuera el último".

Ahora, el punto clave de esta cuestión, es saber para qué vivimos, "a qué hemos venido al mundo"... a los filósofos se les debe hacer agua a la boca poder contestar algo así, pero dudo que exista una única respuesta, seguramente hay tantas como personas que alguna vez se lo preguntaron. Uno invierte un día, un día normal, en dormir, ver tele, ir al baño y comer torta de chocolate... y nada más. A lo sumo, ver a un amigo, decirle que no haga lo que está haciendo porque está mal, y luego irse a la cama. ¿Qué aporte hace uno por su vida viviendo un día así? Los domingos, en este sentido, suelen ser los días menos productivos que hay, los menos movidos (habría que ver) y para muchos, los más deprimentes.

Hay días en los que simplemente me dedico a respirar, días en los que solo necesito respirar y nada más. Y eso está bien, supongo... Debe notarse, en conclusión, que soy una persona con bastante movimiento. Y supongo, por tanto, que busco juntarme con personas con caracteristicas similares, que siempre estén en movimiento, que tengan un objetivo, más o menos determinado, y que no busquen dejar de moverse.

Poco a poco comienza a perfilarse la idea de que viaje a Buenos Aires a vivir, a estudiar cine y creo que eso significaría un cambio rotundo en mi vida. Ahora, en momentos así, la vida en movimiento cambia de velocidad, deja de andar en tercera para andar en cuarta y eso cualquiera lo puede notar. Creo, entonces, que son estos los movimientos a los que uno se va preparando, las decisiones que uno toma y cree poder hacerse cargo. La vida es movimiento, bah, Aristóteles dijo algo así, si no me equivoco. No he descubierto América, pero creo que puedo dilucidar un poco mejor qué será de mí en los próximos años.

(la foto la debo, no la puedo subir)

miércoles, 9 de julio de 2008

Fatalismo nocturno

Acabo de llegar de otra noche. En realidad debo decir que si tuviera un catálogo para designar cómo es cada una de mis salidas, esta rondaría en una de las peores. En otras oportunidades lo he notado, pero hoy he sentido más que en otros momentos que las relaciones humanas son algo sumamente complejo. Un amigo dijo: "la venta de carne en general es cruel". Yo noté eso. ¿Qué es lo necesario para sentir que uno puede tranquilamente ir y hablarle a alguien desconocido, alguien que a uno le parece una persona atractiva? Hay tantos malabares, en personas como yo, ultra enroscadas, que terminan generando un pozo de incalculables cuestionamientos. ¿Qué es necesario que yo tenga para que la otra persona note mi interés pero que no crea que desfallezco por ella? Las relaciones humanas es un juego permanente de deseos. Yo quiero algo y la otra persona quiere algo. Tal vez ninguno sabe exactamente qué quiere, qué desea, pero en algún lugar se encuentra. Enorme problema, ¿no?


Los griegos inventaron la divinidad llamada Eros. Póngamosle que es una especie de dios/a que representa eso mismo, el eros, el deseo, la atracción. Para que haya vida, debe haber eros. ¿Qué se busca cuando uno desea a alguien? En cierta forma, uno desea ser deseado, ¿o no? Para mí esa situación me parece muy compleja, muy complicada y que a pesar de mis pocos años de experiencia, creía tener someramente controlada, pero esta noche he notado que no es tan así. Toda persona en algún momento fue deseada y tuvo el privilegio de poder rechazar. Pero en otra ocasión, la misma persona tuvo el deseo de unirse a alguien, de encontrarse con alguien, de ser encontrado por alguien, pero fue rechazada. Es un juego permanente, es eso. Un querer incontrolable que lleva a desmanes increíbles.


Mientras meditaba esto, y sopesaba la frustante noche que había pasado, un desconocido comenzó a hablar conmigo, a jugar en cierta forma. Tuvo las mejores intenciones, pero mis respuestas fueron de muy mala onda. Ciertamente, no soy una persona mala onda, creo. Pero en ese momento me encontraba en un estado que alguien ajeno a mí no lo hubiera entendido. Y obviamente, él obtuvo una muy mala imagen de mí.


A veces uno quiere demasiado ser querido. El hombre hace muchas cosas estúpidas para que lo quieran. A mí me parece que tanta racionalidad al fin de cuentas no sirve de mucho. Somos seres que piensan, pero que para muchas cosas no razonan. Quisiera que me quisieran como quiero que me quieran, pero no es algo que se consiga fácilmente. Hoy lo he notado y tengo la gran necesidad de poder decirlo.

lunes, 7 de julio de 2008

Las últimas noches

CONCLUSIÓN NOCTURNA

El otro día tuve la oportunidad de ir a bailar. Supuse, como otras tantas veces, que las cosas no saldrían de lo común. Y aunque mucho no me equivoqué, hubo ciertos detalles que a uno le hacen pensar. En síntesis, llegué a estas conclusiones:

- en primer lugar, aunque me cueste admitirlo, soy una persona torpe. Creo que lo soy desde chico. Las cosas a veces se me caen de las manos, no cazo los chistes de una (no todos, algunos), no soy uno de los mejores bailarines de Mendoza (es más, apunto a ser uno de los peores)... Sin embargo, algo tengo de inteligencia. Una de las cosas que me ha llevado a pensar eso es mi despliegue para conquistar a alguien. Soy la verdad muy torpe cuando estoy realmente interesado. Genero dentro de mí un debate incalculable entre lo que se debe y lo que no se debe hacer, y cuando llego a una determinación, ya es tarde. Sé igualmente que no soy el primero al que le suceden estas cosas, pero que pueda expresarlo es un avance para mí.

- en segundo lugar, no creo que sea necesario decir más de lo que he dicho.


Primera noche

Pocas veces me he atrevido a escribir de noche. Sinceramente pienso que la noche otorga un toque primitivo a las cosas. Creer que en la oscuridad uno puede desaparecer es pensar que uno tiene la posibilidad de dejar de ser lo que uno es. Es algo extraño, me parece, pienso, medito. De todas formas, estas líneas y las que vendrán no son más que un intento, un tanto dificultoso, de salir de esas sombras. O tal vez, de sacar la mano, saludar, o llamar a alguien y decirle que entre, que está todo bien, que la sombra es copada y que las cosas se ven mejor... aunque en realidad, no se ven. O mejor dicho, uno ahí dentro no ve con los ojos, ve con otras cosas. ¿Con el corazón? Sería muy trillado decir eso. Sólo apelo a la lejana idea de poder despegar algo de mí, de mi cuerpo, de mis dedos, de mi computadora ya algo avejentada y plasmar, aunque sea un pequeño rincón de lo que esa sombra es para mí.