martes, 22 de julio de 2008

Sobrevolando "l'amour"


Una noche hablaba con un amigo sobre lo que es sentirse enamorado. Según lo que una profesora muy atinada explicaba, existe una primera etapa que es precisamente ésta, la del enamoramiento, donde todo es fabuloso, brillante, donde todo es alucinante. La persona enamorada no ve los defectos, ve lo mejor y proyecta en cierta forma, lo ideal buscado en el otro. Luego de que esto pasa, viene una etapa que hay que atravesar con algo de trabajo... Conocer al otro en profundidad es todo una labor que puede o no, desilusionar a la persona. Finalmente, una etapa donde prácticamente, uno se acostumbra a tener la otra presencia. Aún sigue siendo amor.


Sé que puede que mi visión sobre esto sea prematura, de hecho, lo es. Tengo recién 21 años, la vida aún comienza (me imagino) y muchas cosas que parecían ser algo cerradas y dejadas en el cuarto de atrás, puede que estén saliendo otra vez. Esa noche, con mi amigo, recordábamos un poco lo que es enamorarse en la adolescencia. Yo me acuerdo... un flash, debo decir.


Igualmente, sin ser muy explícito, mis experiencias pasadas no han sido muy agraciadas. De hecho, han sido lo contrario. Eso, me imagino, ha generado en mí una idea extraña sobre lo que es enamorarse. Como un impedimento natural a sentirlo nuevamente. Y si bien debo confesar que al parecer está poco a poco resquebrajándose, aún sigue dándome miedo.


Una de las cosas que más me llama la atención es la cuestión estratégica que se pone en juego. Benedetti tiene un poema donde habla de las tácticas y estrategias que se ejecutan, tanto en la guerra como en el amor. Muy bueno! Un amigo hoy citaba a Barthes quien afirmaba que el mejor semiólogo que existe es el enamorado: interpreta todos los signos. Y es eso precisamente lo exhaustivo e interesante a la vez: ¿Qué tanto debemos leer del otro? ¿Qué tanto es necesario interpretar? ¿De qué forma se debe interpretar? La subjetividad se da a mil y no hay manera de encontrar una respuesta valedera, una "correcta".


La cuestión es que no parece haber otra salida que correr riesgos y romper el muro que uno naturalmente crea para protegerse y fijarse a ver si esta vez las cosas saldrán bien. Quién dice... puede que sí... puede que no. La mamá de Forest decía: "la vida es como una caja de chocolates. Nunca sabes qué te tocará". Simple y muy buena imagen...

4 comentarios:

pensante dijo...

Para mi el amor es un estado emocional. El mejor diría. Cuesta alcanzarlo y mantenerlo, y se van tan rápido como llega.

No esperes a que nos tomemos unas cervezas para volver a postear!! JAJA

Abrazo!!

meli dijo...

Amigo muchas veces hay que dejar el ser racional y dedicarse solo a sentir. Te quiero.

GUARDAR POR GUARDAR ES TONTERIA dijo...

21 años, uff, disfruta no sufras, y desde luego el que te hace sufrir no merece la pena que le ames. enamorate de nuevo!!

suerte !!
con permiso te fiche para leerte, escribes muy bonito

sergio dijo...

Debería haber una ley que prohíba que la gente tenga 21 años!!!

Siempre va a ser más o menos igual: cuando vos estés puesto, la otra persona no lo estará tanto y viceversa.

Igual, no está mal que sufras...un poco.

Es mejor eso que no sentir nada. Suena cursi y lo es, pero también tiene su costado de verdad.

Ah, desde lo "formal" me gustó bastante.