lunes, 22 de septiembre de 2008

Siendo la Melinda loca del amor...


Un amigo trajo a colación hace unos días una de las imágenes finales de la peli "Melinda y Melinda" de Woody Allen. No contaré el porqué, pero la verdad es que calzaba justo. Recordé esa escena en donde la mujer cae, se vuelve loca abatida por sus penas. ¿Hasta qué punto es capaz de soportar alguien tanta cosa mala?


Nunca he sentido de alguien que se haya vuelto loco/a por amor, en el sentido más literal posible. Nadie que haya perdido los estribos y ahora radique su domicilio en un hospital psiquiátrico... Pero no es nada nuevo decir que muchos nos volvemos (o sea, yo también) un tanto "locos" cuando nos enfrentamos a cosas como es esto, de querer a alguien. Lo que sucede es que puede que no querramos a ese alguien, que no querramos a la persona de carne, huesos y líquidos, sino que querramos lo que representa. Ese manejo de ideas, proyecciones, esquemas y cosas así, se acumulan y pesan bastante... esto vuelve loca a la gente, incluyéndome...


Es fastidioso, debo decir. ¿Qué grado de cordura manejamos en el momento de pensar en el amor? ¿Acaso no hay un grado de "locura" imbricada en el asunto? Creería que sí... un poco está bien, es necesario, es casi indispensable, diría... pero ¿cuál sería el límite? ¿Qué tanto es psicológico, qué tanto es hormonal, qué tanto es real...?


La pregunta cerraría con otra pregunta: ¿Quién sabe?